
Cuando oí por primera vez, que tendría que casarme con Isabel de Portugal, una mujer, que era para mí completamente desconocida, me pusó furioso. Yo deseaba encontrar el amor verdadero. Al principio no quería tomar en concideración, que este matrimonio podía ralizarse.Pero luego llegó a la conclución, que pudo rebelarme y luchar contra esta situación pero soy rey y tengo que ser responsable por mi patria. Estos pensamientos eran tristes y espantosos para mí pero por fin decidí casarla.
Esperaba un mes para conocer mi futura esposa pero cuando la vi, me encontré bajo la impresión de su belleza. Me enamoró de ella a la primera vista. Luego pasamos juntos un poco tiempo para hablar sobre la celebración de nuestro patrimonio. Ay, que magnífica me pareció esta mujer. El 11 de marzo de 1526 era un día más feliz de mi vida. Nos casamos en la catedral de Sevilla donde habíamos invitado toda la gente de esta ciudad.
Quieríamos crear una familia feliz. Eso son nuestros hijos:
• Felipe
• María
• Fernando
• Juana
• Juan
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