Ay, como odio estos otomanos. Todo el tiempo no querían dejarnos en paz. Pero tengo que conceder, que eran muy listos. Apoyaron a los piratas berberiscos, que atacaban nuestros barcos comerciales y las ciudades costeras, que nos perjudiaba muchísimo. Podía luchar contra ellos pero tenía otros problemas,que exigiron mi intervención.
Carlos V
la soberbia armadura; el que ha forjado
en Toledo este arnés; quien ha domado
el negro potro del desierto moro...
El que tiñó de púrpura esta pluma,
que al aire en Mulberg prepotente flota,
esta tierra que pisa, y la remota
playa de oro y de sol de Moctezuma...
Todo es de este hombre gris, barba de acero,
carnoso labio socarrón y duros
ojos de lobo audaz, que, lanza en mano,
recorre su dominio, el Mundo entero,
con resonantes pasos, y seguros.
En este punto lo pintó el Tiziano.
Manuel Machado
Europa en tiempos de Carlos V
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